...terminado; ya se han traspasado todos los cuentos desde la página original, no quedan más... si alquien quisiera, me puede enviar cuentos al e-mail, para luego subirlos aquí...


gracias!!
relatados para transmitir algunas enseñanzas... o quizá no







Un famoso profesor espiritual llegó hasta la puerta del palacio del rey. Ninguno de los guardias intentó detenerlo mientras entraba y caminaba hacia donde el mismo rey estaba sentado en su trono.
Un monje partió a un largo peregrinaje para encontrar al Buda.
Cuando el profesor espiritual y sus discípulos comenzaron su meditación de la tarde, el gato que vivía en el monasterio hizo tal ruido que los distrajo.
Un anciano maestro de Zen estaba rodeado por sus discípulos.
A un discípulo que se lamentaba de sus limitaciones, le dijo el maestro, “naturalmente que eres limitado. Pero ¿no has caído en la cuenta de que hoy puedes hacer cosas que hace quince años te habrían sido imposibles? ¿Qué es lo que ha cambiado?”
Un joven, preso de la amargura, acudió a un monasterio en Japón y le expuso a un anciano maestro:






















Una vez vivió un gran guerrero. Aunque bastante viejo, él aún podía derrotar a cualquier retador. Su reputación se extendió a lo largo y ancho del país, y muchos estudiantes se reunieron para estudiar con él.
El primer ministro de la dinastía Tang era un héroe nacional por su éxito como estadista y líder militar. Pero a pesar de su fama, poder, y riqueza, se consideraba a sí mismo como un humilde y devoto budista. Visitaba a menudo a su maestro preferido de Zen para estudiar bajo su instrucción, y parecían llevarse muy bien. El hecho de que era primer ministro no tenía, aparentemente, ningún efecto en su relación, la cual parecía ser simplemente una de un reverendo maestro y un respetuoso estudiante.
Después de diez años de aprendizaje, Tenno alcanzó el rango de profesor de Zen. Un día lluvioso, fue a visitar al famoso maestro Nan-in. Cuando entró, el maestro lo saludó con una pregunta, “¿Usted dejó sus zuecos de madera y paraguas en el pórtico?”. “Sí”, contestó Tenno.