Un visitante refería la historia de un santo que quería ir a visitar a un amigo suyo que estaba agonizando; pero, como le daba miedo viajar de noche, le dijo al sol, “en nombre de Dios, te ordeno que permanezcas en el cielo hasta que llegue yo a la aldea donde mi amigo agoniza”. Y el sol se detuvo en el cielo hasta que el santo llegó a la aldea.
El maestro sonrió y dijo, “¿no habría sido mejor que el santo hubiera vencido su miedo a viajar de noche?”.
El maestro sonrió y dijo, “¿no habría sido mejor que el santo hubiera vencido su miedo a viajar de noche?”.
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