31 agosto 2009

Practicando

Un cantante de balada dramática estudió con un estricto profesor que insistía en que ensayara, día tras día, mes tras mes, el mismo pasaje de la misma canción, sin permiso para ir más allá.

Finalmente, abrumado por la frustración y la desesperación, el joven se fugó para hallar otra profesión.

Una noche, al parar en una posada, se tropezó con un concurso de recitación. No teniendo nada que perder, entró a la competencia y, por supuesto, cantó el único pasaje que se sabía tan bien. Cuando terminó, el patrocinador del concurso elogió profundamente su interpretación.

A pesar de las desconcertadas objeciones del estudiante, el patrocinador se rehusó a creer que acababa de oír a un principiante.

“Dígame”, le dijo el patrocinador, “¿quién es su instructor?, debe ser un gran maestro”. El estudiante más adelante sería conocido como el gran intérprete Koshiji.

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