Cuando un monje le pidió a Tchao Tchú que le instruyera en el Zen, esté dijo:
—¿Has tomado tu desayuno?.
—Si, maestro, lo he tomado.
—Entonces, vete a lavar los platos.
Esta respuesta abrió súbitamente los ojos del monje a la verdad del Zen.
—¿Has tomado tu desayuno?.
—Si, maestro, lo he tomado.
—Entonces, vete a lavar los platos.
Esta respuesta abrió súbitamente los ojos del monje a la verdad del Zen.
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