Un maestro calígrafo estaba escribiendo algunos caracteres sobre un pedazo de papel. Uno de sus especialmente perceptivos estudiantes estaba mirándolo.
Cuando el calígrafo hubo terminado, pidió la opinión del estudiante, quién inmediatamente le dijo que no estaba nada de bueno. El maestro lo intentó de nuevo, sin embargo el estudiante criticó el trabajo de nuevo.
Una y otra vez, el calígrafo cuidadosamente trazaba los mismos caracteres, y cada vez el estudiante los rechazaba.
Finalmente, cuando el estudiante había desviado su atención a algo más y no estaba mirando, el maestro aprovechó la oportunidad de hacer rápidamente los caracteres.
“¡Listo! ¿Cómo está ese?”, le preguntó al estudiante. El estudiante se dio vuelta a mirar. ¡ESA... es una obra maestra!” exclamó.
(La leyenda indica que esta es la historia detrás de la creación del maestro Kosen de una plantilla de tinta que fue utilizada para crear la madera grabada: “El Primer Principio”, que aparece sobre la puerta del templo de Obaku en Kyoto).
Cuando el calígrafo hubo terminado, pidió la opinión del estudiante, quién inmediatamente le dijo que no estaba nada de bueno. El maestro lo intentó de nuevo, sin embargo el estudiante criticó el trabajo de nuevo.
Una y otra vez, el calígrafo cuidadosamente trazaba los mismos caracteres, y cada vez el estudiante los rechazaba.
Finalmente, cuando el estudiante había desviado su atención a algo más y no estaba mirando, el maestro aprovechó la oportunidad de hacer rápidamente los caracteres.
“¡Listo! ¿Cómo está ese?”, le preguntó al estudiante. El estudiante se dio vuelta a mirar. ¡ESA... es una obra maestra!” exclamó.
(La leyenda indica que esta es la historia detrás de la creación del maestro Kosen de una plantilla de tinta que fue utilizada para crear la madera grabada: “El Primer Principio”, que aparece sobre la puerta del templo de Obaku en Kyoto).
No hay comentarios:
Publicar un comentario