El Emperador, que era un budista devoto, invitó a un gran maestro de Zen
al palacio para hacerle preguntas acerca del Budismo.
“¿Cuál es la verdad más alta de la santa doctrina budista?”, preguntó el Emperador.
“El inmenso vacío... y ni una huella de santidad”, contestó el maestro.
“Si no hay santidad”, dijo el emperador, “entonces ¿quién o qué es usted?”.
“No lo sé”, contestó el maestro.
al palacio para hacerle preguntas acerca del Budismo.
“¿Cuál es la verdad más alta de la santa doctrina budista?”, preguntó el Emperador.
“El inmenso vacío... y ni una huella de santidad”, contestó el maestro.
“Si no hay santidad”, dijo el emperador, “entonces ¿quién o qué es usted?”.
“No lo sé”, contestó el maestro.
Me complacen sus textos que aquí expone.
ResponderEliminarSabios.
Gracias.
gracias por comentar. hace tiempo cuando traducía estos cuentos, me sentía muy conmovido con la mayoría, y ahora que los estoy traspasando revivo el gusto de leerlos.
ResponderEliminarsaludos.